Hoy estoy aquí para cerrar con ustedes uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia nacional, donde la dictadura y el terrorismo de estado nos quisieron robar el derecho de conocer y reconocer la vida, la obra y el pensamiento de hombres y mujeres que hicieron de nuestro Paraguay una patria grande, soberana e independiente.
Cuando las calamidades caen sobre un Estado, se olvidan los dioses y nadie se preocupa de honrarlos.