Me descubro ante el señor Bertolt Brecht, que puede escribir la vida de Galileo. Yo, cuando escribo, sólo sé hablar de mí mismo.
Fernando Arrabal
Si colaboramos, podemos zanjar este desacuerdo y consolidar un medio ambiente sano y una economía pujante. Pero este es el momento de actuar. No hay otros Everglades en el mundo.
Al Gore
El valor del lenguaje de la poesía está en razón directa de su alejamiento del lenguaje que se habla...
Alejandro Jodorowsky
Nadie pone más en evidencia su torpeza y mala crianza que el que empieza a hablar antes que su interlocutor haya concluido.
Anónimo
Estar en compañía no es estar con alguien, sino estar en alguien.
Antonio Porchia
Ahora sé por qué lloráis, pero es algo que yo nunca podré hacer.
Arnold Schwarzenegger
¿Ve usted aquellos hombres que descargan carbón? Yo también lo hice. Yo también descargué carbón de los barcos anclados en La Boca. Mis hombros saben cómo los encorva aquella faena prolongada bajo un sol calcinante. Eso era trabajar para poder trabajar más; me empleaba como descargador una semana para poder pintar la semana subsiguiente.
Benito Quinquela Martín
Para acabar con un alter ego, hay que convertirse en otro.
César Fernández García
Si tuviera que dar una definición del capitalismo, yo diría: el proceso por el que las niñas estadounidenses se convierten en mujeres estadounidenses.
Christopher Hampton
Está usted en todo, Majestad, en el baladro y en la Literatura.
Francisco Umbral
Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra.
Gabriel García Márquez
Suelen decir que una empresa sin mercado es peligrosa. Un político sin elecciones a la vista puede ser peligroso, porque puede tener mucha libertad para hablar.
Josu Jon Imaz
Tengo suficiente inteligencia como para empezar a destruirla ventajosamente.
Julio Cortázar
La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz.
Le Corbusier
Eres diferente, y yo creo que cualquiera se merece una oportunidad de redención.
Michael Douglas
Nuestro amor es el hogar, y el hogar pueden abandonarlo nuestros pies pero nunca nuestros corazones.
Oliver Wendell Holmes