Torero hemofílico.
Fernando Arrabal
El lazo más fuerte de simpatía humana debería ser unir a las personas de todas las naciones y todas las lenguas.
Abraham Lincoln
Las reglas del Arte entiendo yo que son las corrientes, las que bastan para enseñar y conservar el nombre de un artífice en aquella arte; y las del artífice, las propias, las que él ha descubierto con la experiencia para hacerse célebre y estimado.
Antonio Pérez
Es asombroso cómo uno se ve obligado a tomar decisiones, quiera o no quiera.
Barbra Streisand
Estamos jodidos si vemos un helicóptero, estamos jodidos si vemos un SWAT. Si vemos una patrulla, paramos, le reventamos el motor y seguimos, no tiene que pasarle nada a nadie.
Ben Affleck
Un cristiano nunca puede juzgar lo interno de nadie. Como cualquier ser humano, un cristiano es un buscador de la verdad.
Enrique Miret Magdalena
Ya a esta altura de mi carrera no creo que vaya a jugar mucho mejor sobre el pasto ni tampoco pretendo hacerlo, nunca me voy a adaptar a esta superficie Wimbledon 2006
Gastón Gaudio
Te veo montado a horcajadas sobre la llanura que para ti es la Tierra, una llanura sin profundidades ni alturas. Vas a todas partes, apareces en cualquier momento, devoras todo. Edificas la vida y luego la engulles, y disfrutas al hacerlo. Eres Dios.
Harlan Ellison
Ningún descanso me redime del trabajo; la noche persigue mi reposo al día y el día a la noche.
Horacio
Más fácil es encontrar un amor apasionado que una amistad perfecta.
Jean de la Bruyere
Siempre es una palabra que no está permitida a los hombres.
Jorge Luis Borges
Hitler habla durante dos horas. Me siento abatido. ¿Qué Hitler es éste? ¿Un reaccionario? Fabulosamente torpe e inseguro. Ya no creo ciegamente en él. Esto es lo terrible: he perdido el apoyo interior. Sólo soy a medias.
Joseph Goebbels
Louis Van Gaal fue honesto conmigo. Yo valoro mucho eso.
Juan Román Riquelme
La música es una cosa amplia, sin límites, sin fronteras, sin banderas.
León Gieco
El hombre no es libre más que para obrar bien.
Platón
Proporcionalmente al número de los admiradores crece el de los envidiosos.
Séneca