Quien oye aduladores, nunca espere otro premio.
Félix María de Samaniego
Rezan los ladrones, para que haya confiados y dormilones.
Anónimo
Hay personas divertidas que no interesan, y personas interesantes que no divierten.
Benjamin Disraeli
Es la propia mente del hombre, no su enemigo o adversario lo que le atrae a los malos caminos.
Buda Gautama
Quería quitarme un poco de esa imagen que habían creado los medios de mí, virginal y dentro de los artistas de pop chicle.
Christina Aguilera
La razón del gran fracaso del socialismo en el mundo es simple: los que no hacen se benefician de los que sí. No hay incentivos para los que se esfuerzan, y hay premios para los que eluden labor y responsabilidad. No se recompensa la excelencia, pues nunca se llega a ella, ya que la mayoría empuja hacia abajo.
Daniel Lacalle Fernandez
El ridículo deshonra más que el mismo deshonor.
François de La Rochefoucauld
Todas las criaturas militan debajo la bandera del movimiento, para que, como pobres y necesitadas, se puedan mover a buscar do que les falta.
Fray Luis de Granada
La vida del hombre es interesante principalmente si ha fracasado. Eso indica que trató de superarse.
Georges Clemenceau
Lo peor en este mundo, después de la anarquía, es el gobierno.
Henry Ward Beecher
Beberse hasta el agua de los floreros.
José María García
Cuando escucho el término derecha pienso en Hitler, Satanás y Guerra Civil. Cuando pienso sobre la derecha pienso en terroristas.
Kurt Cobain
Donde entra la ventura, la envidia le pone asedio y la combate. Cuándo nos abandona, nos deja el dolor y el arrepentimiento.
Leonardo da Vinci
Soy el hombre más sencillo que existe, pero cuando siento un grito en mí, no acepto transformarlo en una vocecilla para complacer a los mudos y a los tartamudos. Pues yo no deseo agradar a nadie, ni tener discípulo ni ser discípulo. He venido a este mundo por algunos instantes y quiero lanzar un grito y partir. Nada más.
Nikos Kazantzakis
El niño va del chupeteo al onanismo.
Sigmund Freud
La pupila se dilata en las tinieblas, y concluye por percibir claridad, del mismo modo que el alma se dilata en la desgracia, y termina por encontrar en ella a Dios.
Victor Hugo