La democracia directa o autogestión impide la creación de una clase política, los notables, constituida por los cargos electivos (desde los sindicatos a los concejales y parlamentarios) que sin el control de base, suele conducir a un distanciamiento entre elegidos y electores, que no tienen posibilidad de volver a opinar en cuatro o cinco años en que se celebren las próximas elecciones.