¿Por qué un niño va a tener que aguantar un escrache en la puerta de su casa?
Felipe González
Somos nosotros nuestros propios jueces, pues el estado de nuestra alma nos eleva o nos precipita.
Allan Kardec
Allá en mis años mozos adiviné del Arte la armonía y el ritmo, caros al musageta, y, pudiendo ser rico, preferí ser poeta. ¿Y después? He sufrido, como todos, y he amado. ¿Mucho? Lo suficiente para ser perdonado.
Amado Nervo
La única forma de regenerar el mundo es que cada uno cumpla con el deber que le corresponda.
Charles Kingsley
El verdadero éxito viene cuando yo alcanzo una cierta plenitud en la composición e interpretación de un trabajo. Cuando un trabajo es, para mí, artísticamente vibrante siento que he alcanzado ese tipo de éxito que me parece el único por el cual vale la pena luchar. Cualquier éxito material es algo secundario o, supongo, una especie de bono de reconocimiento. El real éxito es artístico y espiritual.
David Bowie
La arrogancia de los muchos años debe plegarse a ser enseñada por la juventud.
Edmund Burke
El amor es la actividad del ocioso y el ocio del hombre activo.
Edward Bulwer-Lytton
Cuando un hombre bueno está herido, todo el que se considere bueno debe sufrir con él.
Eurípides
La intensidad de nuestro sufrimiento es directamente proporcional a la de nuestro aferramiento propio.
Gueshe Kelsang Gyatso
Esto debería llamarse Buenos Aires.
Gustavo Cerati
Es más deseable cultivar el respeto al bien que el respeto a la ley.
Henry David Thoreau
Dios no existe, la naturaleza se rige por sí misma.
Ignacio Manuel Altamirano
El más fuerte no es siempre bastante fuerte para ser amo.
Jean-Jacques Rousseau
Anduve tantos caminos para encontrar mi destino, que ahora que piso su huella voy dejándome llevar como quien sigue una estrella voy dejándome llevar.
Miguel Cantilo
Acérquense los del fuego, los enamorados de la vida. Nos calentaremos con estos nuestros corazones hechos leña bajo este rudo temporal, pero contentos.
Roberto Obregón
Condenando el parasitismo de la Nobleza inglesa y la naciente clase capitalista, Moro describió a los propietarios de profesion, como los zánganos, viven del trabajo ajeno, concretamente del trabajo vivo de los inquilinos, a los que mondan hasta la carne viva.
Tomás Moro