¿Si la esperanza se apaga y la Babel se comienza qué antorcha iluminará los caminos en la Tierra?
Federico García Lorca
La paz es sólo la guerra sin declarar.
Agustín García Calvo
La verdad es que a medida que envejecemos matamos a quienes nos aman a fuerza de preocupaciones, a fuerza de esa ansiosa ternura que inspiramos en ellos y que de continuo despertamos.
Alain de Botton
Cuando el hombre que declara lleva un sable, es al sable a quien debe oirse, no al hombre.
Anatole France
¡Pero que economía más grande!
Augusto Pinochet
¿Dónde imaginan a Evita, pidiendo no volver al pasado o al lado de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo?
Cristina Fernández De Kirchner
El verdadero objeto de la ciudad es hacernos desear el campo.
Eduardo Marquina
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.
Jaime Sabines
Ni tan justo ni tan apretado, tanto en nuestras obras como en nuestras costumbres.
Joseph Joubert
Hablé, lloré y entré por aquel lado, porque no tiene Dios puerta cerrada al corazón contrito y humillado.
Lope de Vega
El pueblo, por desgracia, es todavía muy ignorante, y es mantenido en su ignorancia por los esfuerzos sistemáticos de todos los gobiernos, que consideran esta ignorancia como una de las condiciones más esenciales de su propia potencia.
Mijaíl Bakunin
Hasta un reloj parado consigue estar acertado dos veces al día.
Paulo Coelho
Y con respecto a las multitudes, ¿no consiste la templanza principalmente en obedecer a los que mandan y mandar ellos, en cambio, en sus apetitos de comida, bebida y placeres amorosos?
Platón
A los suicidas les encantan los puentes: es la salida más espectacular de este Teatro de Locos.
Robert Anton Wilson
No hace solamente la guerra el que se halla en el campo.
Séneca
Yo no despreciaré a ninguno de mis enemigos si es bueno, ni ensalzaré a ninguno de mis amigos si es malo.
Teognis