Bueno, a una parte de nosotros, a un porcentaje el ADN lo goleó el otro ADN.
Fabrizio Mejía Madrid
Sé muy tú para vivir entre todos ellos.
César Fernández García
Si te propones algún día mandar con dignidad, debes antes servir con diligencia.
Felipe Stanhope de Chesterfield
Cierto es que en el taller del pensamiento ocurre como en la obra maestra de un tejedor, donde un solo impulso mueve a la vez mil hilos. La lanzadera se pone en marcha, va de arriba abajo y un solo golpe da lugar a mil tramas.
Goethe
No me avergüenzo de los Beatles (fui yo quien lo empezó), excepto de la mierda que aceptamos para hacernos tan grandes. ¿De verdad crees que la mayor parte del arte actual ha surgido debido a los Beatles? No creo que estés tan loco, Paul. Por supuesto que cambiamos el mundo, pero trata de llegar hasta el fondo.
John Lennon
Aunque mentir es una práctica universal, no recuerdo haber oído tres buenas mentiras en toda mi vida ni aun en aquellos que más celebrados eran por esta facultad.
Jonathan Swift
El tiempo no es oro; el oro no vale nada, el tiempo es vida.
José Luis Sampedro
Me acuso de aburrimiento en las reuniones de partido, en los comités locales, en los comités provinciales y en los comités nacionales. y de haberme orientado, como Juan Ramón, a la minoría siempre, que es mala brújula en una monarquía parlamentaria.
Leopoldo Calvo-Sotelo
A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardía, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear.
Marcel Proust
La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta.
Oliverio Girondo
Las mujeres modernas olvidan que para desvestirse y desvestirlas se requiere un mínimo de indumentaria.
Hombres y mujeres deben ser dueños del mundo en mutua posesión.
Pearl S. Buck
Nadie es campeón en Enero. Las ligas se deciden en los últimos 8 o 10 partidos.
Pep Guardiola
El problema con algunas personas es que trabajan demasiado.
Robert Redford
Aquello no era lógico, era amor.
Sarah Jessica Parker
Necesario es que tengas verdadero desprecio de ti mismo, si quieres vencer la carne y la sangre. Porque aún te amas muy desordenadamente, por eso temes sujetarte del todo a la voluntad de otros.
Tomás de Kempis