A veces el tiempo que marca el calendario no tiene nada que ver con el tiempo mental o emocional que cada uno vive por dentro.
Eva García Sáenz de Urturi
Un hombre religioso es una persona que tiene Dios y hombre en un pensamiento a la vez, en todo momento, que sufre el daño hecho a otros, cuya mayor pasión es la compasión, cuya mayor virtud es el amor y el desafío de la desesperación.
Abraham Joshua Heschel
Cuandos estés en Roma, compórtate como los romanos.
Agustín de Hipona
La vida es peligrosa, no por la gente que hace el mal, sino por aquellos que se quedan viendo a ver qué pasa.
Albert Einstein
El amor genuino aumenta la capacidad de amar y de dar a los demás. El verdadero amante, en su amor a una persona especifica, ama a todo el mundo.
Erich Fromm
En realidad, entre la religión y la verdadera ciencia no existe parentesco, ni amistad, ni siquiera enemistad: viven en esferas distintas.
Friedrich Nietzsche
Tú me diste el mejor regalo que me haya dado nadie, la desesperación.
Guy Pearce
Porque todos los finales son el mismo repetido, y con tanto ruido, no escucharon el final.
Joaquín Sabina
La misma mirada intensa se la doy a los que no me gustan y a mis hijos.
Lance Armstrong
Los verdaderos analfabetos son los que aprendieron a leer y no leen.
Mário Quintana
Una mano limpia y pura no necesita guante que la cubra.
Nathaniel Hawthorne
Recuerda siempre que otros pueden odiarte, pero los que te odian no ganan a menos que tú los odies a ellos. Entonces te destruyes a ti mismo.
Richard Nixon
La gente no se divide en ricos y pobres, negros y blancos, derechas e izquierdas, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, moros y cristianos. No. En lo que se divide de verdad la humanidad es entre buena y mala gente.
Rosa Montero
Aquella alfombra había visto mucha vida. Tal vez incluso había hecho evolucionar alguna.
Terry Pratchett
Porque cualquier tipo de poder que los eclesiásticos asuman (en algún lugar donde sean súbditos del Estado) como derecho propio, aunque lo llaman divino, no será sino usurpación.
Thomas Hobbes
Y es precisamente esta libertad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.
Viktor Frankl