Cuando la muerte se aproxima, los viejos encuentran que la vejez ya no es una carga.
Eurípides
Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros.
Agustín de Hipona
La cultura hace al hombre algo más que un accidente del universo.
André Malraux
Con el dinero se puede comprar el libro, pero no la inteligencia, el lujo, pero no la belleza.
Anónimo
Es un error no buscar esperanzas fuera de uno mismo.
Arthur Miller
Lo fantástico y lo inesperado, lo que cambia y se renueva eternamente, no encuentra mejor ejemplo que en la misma vida real.
Berenice Abbott
Odio a la prensa. ¿Va contra la ley asesinar a un periodista?
Bobby Fischer
Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte.
Camilo José Cela
Cada acción genera una fuerza de energía que regresa a nosotros de la misma manera lo que sembramos es lo que cosechamos.
Deepak Chopra
No es otra cosa que atravesar con aliento agitado una clara y reposada superficie - una estrecha faja de mar - para encontrarse al amado que espera en la orilla, más hermoso, más esplendoroso que nunca.
Ella Wheeler Wilcox
En la horca, todos los hombres son hermanos.
George R. R. Martin
El medio de amar una cosa es pensar que podríamos perderla.
Gilbert Keith Chesterton
Andaré este largo camino, este camino tan largo, hasta el final, hasta el final del corazón, andaré este camino largo, largo, largo...
Mahmud Darwish
Lo pequeño es hermoso y eficiente al mismo tiempo, ya que a menudo el tamaño incrementa la fragilidad.
Nassim Taleb
El que justifica al impío y el que condena al justo, ambos son abominables delante de Dios.
Salomón
De nuevo empezaron los lamentos desgarradores, los típicos gritos hidro-cefálicos, a cuya impresión dolorosa sólo el médico es capaz de resistir, precisamente porque los reconoce como un fenómeno típico. Lo típico deja frío, sólo lo individual es capaz de trastornarnos. Así se explica la ecuanimidad de la conciencia ante el dolor.
Thomas Mann