La fortuna, en verdad, ayuda a aquellos que tienen buen juicio.
Eurípides
Si dais la impresión de necesitar cualquier cosa no os darán nada; para hacer fortuna es preciso aparentar ser rico.
Alejandro Dumas
El planeta está al servicio del ser humano porque el ser humano es el centro.
Ana Botella
Eres una perra -dijo-, una perra rica. Ahora estoy lleno de poesía. Podredumbre y poesía. Poesía podrida...
Ernest Hemingway
La conciencia de la inconsciencia de la vida es el más antiguo impuesto que recae sobre la inteligencia.
Fernando Pessoa
La ética de un hombre libre nada tiene que ver con los castigos, ni con los premios repartidos por la autoridad, sea ésta humana o divina, que para el caso es lo mismo.
Fernando Savater
Estaba más acostumbrado a las picas que a los libros.
Henry Morgan
Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste.
Horacio Quiroga
Dejadles que vengan.
Iósif Stalin
¿Escuchaba música pop porque estaba deprimido, o estaba deprimido porque escuchaba música pop?
John Cusack
Llamadme enloquecido, putas, nadie nace loco.
Kase.O
¡Oh perfecta criatura! No he podido veros sin admirar en vos al autor de la naturaleza y sentir mi corazón herido de ardiente amor hacia la más bella de las imágenes en que él se ha pintado.
Molière
En la esencia del número matemático hay el propósito de una limitación mecánica. El número tiene en esto gran afinidad con la palabra, la cual -como concepto, esto es, captando, o como signo, esto es, dibujando- limita igualmente las impresiones del mundo. Lo más hondo aquí resulta siempre inaprensible e inexplicable.
Oswald Spengler
No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera.
Proverbio Chino
Unión! Unión! o la anarquía os devorará!
Simón Bolívar
¡Los alemanes han invadido Polonia! ¡Es la guerra! Anunció a gritos en aquella sala silenciosa. La noticia me golpeó el corazón como un martillazo. Pero el corazón de nuestra generación ya estaba acostumbrado a toda clase de golpes duros.
Stefan Zweig