Ni la moral ni la crítica pueden pedir al arte lo que no debe el arte dar.
Eugenio María de Hostos
La mujer es un ángel con un diablo en su cuerpo.
Alejandro Dumas
Cuando eres frío, no esperes simpatía del cálido.
Aleksandr Solzhenitsyn
En química nunca pude aprenderme mas alla del hache dos cero del agua, nunca pude pasar de eso.
Cristina Fernández De Kirchner
Un par de hombres lanzaron gritos de guerra, y los dos primos se vieron rodeados por los colmillos de una jauría de lobos, con alabardas, lanzas y espadas por todos los lados. Los gritos de los hombres y el estrépito de las armas al chocar se mezclaban con el rugido del viento, y el lugar se convirtió rápidamente en un horrible torbellino de guerra.
Eiji Yoshikawa
Él me miró durante tanto tiempo y con tal fijeza, que me hizo experimentar deseos de abofetearle o de echarme a reír en sus propias narices. Comenzaba a sentirme a disgusto en aquel agradable círculo familiar. Tan ingrato ambiente neutralizaba el confortable calor que físicamente me rodeaba, y resolví no volver en mi vida.
Emily Brontë
Está bien estar lejos, creo que es importante alejarte de donde te has criado.
Felicity Jones
La libre comunicación de los pensamientos y las opiniones es uno de los derechos más preciados por el hombre.
François de La Rochefoucauld
El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado.
Gilles Deleuze
¡La mujer y el niño necesitan más cariño, que leche!
Gloria Fuertes
Todo ha cambiado en mí y a mi alrededor. Y, para decirlo con mayor precisión: mi vida empezó solo después de haber encontrado a Dios.
José Ramón Ayllón
Las mujeres son perfectamente conscientes de que cuanto más parecen obedecer las reglas, más mandan.
Jules Michelet
No te mezcles en la sonora lucha y el vaivén de las gentes, para que no te contamines de locura o vanidad.
Luis Alberto Costales
La discriminación, el entendimiento incompleto y fragmentario, siempre se encuentran en el punto de partida del conocimiento humano.
Masanobu Fukuoka
Siempre es sólo un momento.
Michael Andreas Helmuth Ende
No es el muerto quien provoca el estupor es la sorpresa de ver cómo olvidamos su propia muerte, nuestro gran dolor.
Reinaldo Arenas