Las artes no son sólo el placer inmediato.
Ethel Barrymore
Es en su placer que un hombre realmente vive, sino que es de su tiempo libre que construye el verdadero tejido de sí mismo.
Agnes Repplier
La sorpresa constante no sorprende.
Alejandro Dolina
No tarda nueve meses sino sesenta años en formarse un hombre.
André Malraux
Cuando las estrellas bajan, ¡qué triste es bajar los ojos para verlas!
Antonio Porchia
Antes de que decida si os escucharé o no, es mi deber deciros esto: es una hoguera viva la que aquí tenemos; sus llamas derriten todo fingimiento.
Arthur Miller
... entre más se insiste en que las competencias deben ser el eje de los nuevos esquemas de trabajo docente y educativo, más resultan evidentes las incompetencias de quienes las promueven.
Axel Didriksson
La Biblia fue escrita por los hombres y modificada a su conveniencia muchas veces.
Blanca Miosi
Dios nos habla a veces tan claro, que parecen coincidencias.
Doménico Cieri Estrada
El sexo cariñoso, el sexo apasionado, el sexosensual, el sexo espaciado, el sexo urgente, el sexo inesperado, el sexo de gourmet, el sexo juguetón, el sexo tierno, el sexo blando, el sexo duro, el sexo romántico, el sexoegoísta, el sexoerótico.
John Gray
Le prometían todo y no le daban nada. Entonces yo empleé un sistema distinto. No prometer nada y darles todo. En vez de la mentira, decirles la verdad. En vez del engaño, ser leal y sincero y cumplir con todo el mundo.
Juan Domingo Perón
Así como no podemos mirar al Sol, ni ver a Dios cara a cara sin morir, tampoco podemos en el mundo de las apariencias realizar en la acción un solo absoluto. El amor mismo a la verdad me ha enseñado la belleza del compromiso.
Mahatma Gandhi
Ojalá se pueda decir de los hermanos maristas como de los primeros cristianos: 'Mirad cómo se aman.
Marcelino Champagnat
El pelo rojo podía ser, en efecto, un motivo de longevidad o, por lo menos, una especie de amuleto protector.
Miguel Delibes
Una buena Constitución es infinitamente mejor que el mejor déspota.
Thomas Macaulay
La superstición trae mala suerte.
Umberto Eco