Dicen que soy horroroso: por la lisonja, mil gracias: mira tú mi corazón y prescinde de mi cara.
Estanislao del Campo
Se puede engañar a todos alguna vez, o engañar a algunos siempre, pero no se puede engañar a todos siempre.
Abraham Lincoln
Ha sido correcto conmigo todo el universo, menos el hombre, mi semejante.
Antonio Porchia
Una fe que nosotros mismos podemos determinar, no es en absoluto una fe.
Benedicto XVI
Sí, yo era un hermano en las calles de Compton haciendo un montón de cosas que mucha gente odiaba, pero valió la pena. Entonces comencé a rapear sobre las cosas reales que jodían a la policía de Los Ángeles y al FBI. Nosotros tenemos nuestro mensaje a lo grande, y todo el mundo en los Estados Unidos comenzó a prestar atención a los chicos del guetto.
Eazy-E
Un libro es siempre un retrato halagüeño de su autor.
Eugène Marbeau
La cultura ayuda al pueblo a luchar con las palabras antes que con las armas.
Guglielmo Ferrero
Tienes que tener mucho más cuidado con las mujeres.
Heather Locklear
Lo sabio es la meta del alma humana y, a medida que se avanza en sus conocimientos, va alejando a su vez el horizonte de lo desconocido.
Heráclito
Tenemos un baile, en los burdeles de Buenos Aires, cuenta la historia de una prostituta y de un hombre que se enamora, de ella. Al principio hay deseo, luego pasión, luego sospecha... celos, ira, traición. Cuando el amor es para el mejor postor no se puede confiar, y sin confianza no hay amor. Los celos... sí, los celos le volverán loco.
Jacek Koman
El arte es la expresión del deleite del hombre en la obra de Dios, no en la propia.
John Ruskin
Hay ciertos pasaportes que sólo lo son a la discriminación.
Jorge González Moore
Es inútil esperar virtud de las mujeres hasta que sean en cierta medida independientes de los hombres.
Mary Wollstonecraft
El hombre tiene mil planes para sí mismo. El azar, sólo uno para cada uno.
Mencio
El amor no es solo un sentimiento, es un arte. Y, como en cualquier arte, la inspiración solo no basta, también es necesario mucho trabajo.
Paulo Coelho
La lealtad constituye el más sagrado bien del corazón humano.
Séneca