El que oye en un mundo de sordos, cuando todo lo que escuchamos es nulo, será ajeno.
Ernesto Frith
Usted viva su vida; nadie puede hacerlo por usted.
Anthony Burgess
El hombre no nace del todo sino hasta que se muere.
Benjamin Franklin
Artesana de la vida quiero ser, cantar historias que vivan, sentir las cosas que diga.
Celeste Carballo
Ninguno debe obedecer a los que no tienen derecho a mandar.
Cicerón
República, siempre república.
Clara Campoamor
Hay en el diccionario tres palabras que causan la ruina del rico, y tres que causan el bienestar del pobre; son las primeras: lujo, ambición y soberanía; las segundas: trabajo, honradez y economía.
Fermín de Alcaraz
No mantengas amistad alguna más que con aquellos que puedan compartir contigo cosas virtuosas; cuanto más excelsas sean las virtudes que cultivéis más perfecta será vuestra amistad.
Francisco de Sales
Lo que nos hace llamar con el nombre de juicio final al juicio universal, es sólo nuestra concepción del tiempo; en realidad se trata de un juicio sumario.
Franz Kafka
Es curioso que podamos predecir con siglos de antelación el recorrido de las estrellas más lejanas y, en cambio, no seamos capaces de saber cómo soplará mañana el viento en nuestro pequeño planeta.
Heinrich Spoerl
Conceder el perdón es el más alto grado de vanidad o de miedo.
José Luis Coll
No hay barbarie comparada a la del colonialismo. África nunca se recuperó.
Mario Vargas Llosa
A la gente le encanta la violencia. Cuando ven un accidente reducen la velocidad para ver si hay muertos, son los que dicen ser amantes del boxeo. No tienen ni idea de lo que es. El boxeo es cuestión de respeto, de ganarte el tuyo y quitárselo al contrario.
Morgan Freeman
Hizo listas de las personas con las que había dormido. Puso en rojo los nombres de aquellos que resultaron heridos. Su apellido figura una vez de cada cinco o seis en un rojo tan vivo que al mirarlo dolía. Él lloraba y gemía al pensar que le quedaban aún otros tres días... de El Tercer Dia, El Manifiesto Desastre.
Nacho Vegas
Los cuentos de hadas se equivocaban. El príncipe no despertaba a la princesa con un beso, sino con una promesa. En sus brazos ella estaría a salvo para siempre. Ella despertaba para vivir feliz para siempre jamás. Si no lo hubiera sabido, la princesa habría preferido dormir para siempre.
Orson Scott Card
No es beneficio el que nos obliga a recibir.
Séneca