Cuando los dorados corteses florecieron nosotros dos estábamos enamorados. Todavía tienen flores los corteses y nosotros ya somos dos extraños.
Ernesto Cardenal
El desarrollo de la cocina mundial no se genera por el enfrentamiento de un cocinero con otro sino por las aportaciones de unos y otros. Eso forma parte de la propia esencia de este oficio.
Alain Ducasse
Es más fácil recuperar un millón de dólares robados que la honra, si la perdiste.
Arthur Miller
La inclinación de dos personas de distinto sexo es ya la voluntad de vivir del nuevo individuo que ellas pueden y querrían engendrar, una voluntad que ya se agita en el encuentro de sus miradas.
Arthur Schopenhauer
Soy de la opinión de aquel que dijo: Mejor es vivir allí donde no hay ley de ninguna clase, que donde todo está reglamentado.
Francis Bacon
Si bien lo miran, no hay nadie que no experimente, en alguna ocasión u otra, y en más o menos grado, sentimientos análogos a los míos respecto del océano.
Herman Melville
Los valores morales se pierden sepultados por los económicos.
José Luis López Aranguren
A partir de ahora no viajaré más que en sueños.
Julio Verne
Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño.
Mark Twain
He de gobernar de acuerdo con el bien general, no de acuerdo con la voluntad general, que muchas veces no ve bien todos los problemas.
Marlene Dietrich
La gente, en cualquier administración, sin importar lo inteligente o capaz que sea, no trabaja muy racionalmente. Trabajan, en cambio, por sus intereses egoístas.
Norman Mailer
Hay pecados cuya fascinación está más en el recuerdo que en la comisión de ellos.
Oscar Wilde
Orgullo. Un oficial sin orgullo no es nada.
Santiago Posteguillo
Te quejas de las censuras de tus maestros, émulos y adversarios, cuando debieras agradecerlas. Sus golpes no te hieren; te esculpen.
Santiago Ramón y Cajal
Recordar es el mejor modo de olvidar.
Sigmund Freud
Era amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista.
Vladimir Nabokov