La flecha de mi vida ha clavado sus rumbos en tu pecho y esquivo entre tus brazos el acecho de las cien rutas que mi paso olvida.
Ernestina de Champourcín
Siempre es recomendable recorrer la vida a contramano.
Alejandro Dolina
A cada instante se pone a cero el contador, y el ser humano tiene un don maravilloso: la oportunidad de empezar, e intentarlo de nuevo.
Arturo Pérez-Reverte
No estaría exagerando si dijera que si toda la bebida de licores fermentados fuera abolida, todo tipo de delincuencia pasaría a un cuarto de su valor actual, y el tono del sentimiento moral en el orden más bajo podría ser por tiempo indefinido elevado.
Charles Buxton
Sólo los que saben son libres.
Fernando Savater
No se puede ser católico y mayor de edad.
George Orwell
La falta de una cosa es un hecho sumamente incómodo, pero su posesión es algo intolerable.
John Vanbrugh
Si baja el dinero del valor legal, suben todas las mercaderías sin remedio, a la misma proporción que abajaron la moneda, y todo se sale a una cuarta.
Juan de Mariana
Su comprensión hizo que las lágrimas asomaran a sus ojos. Poco después, sintió que sus brazos la rodeaban amorosamente. Entonces apoyó la cabeza sobre su hombro y dio rienda suelta a sus lágrimas.
Ken Follett
Comprender a los demás es sabio, comprenderse a uno mismo es estar iluminado. El que vence a los otros es fuerte, pero el que se vence a sí mismo es poderoso.
Lao-Tse
Dios está siempre con los grandes ejércitos.
Mariscal de Turena
Soy un militante incorregible del optimismo. Para no ser un estúpido, el optimista debe saber que el mundo puede ser un sitio muy triste. Sólo un pesimista encuentra cada día lo más nuevo. ¿Puede un hombre sensato darse el lujo de ser pesimista? Eso era un lujo para tiempos menos complicados.
Peter Ustinov
El mayor número de los males que afectan al hombre provienen del hombre mismo.
Plinio
La inteligencia anula al destino. Mientras un hombre piensa, es libre.
Ralph Waldo Emerson
En España la mejor manera de revelar un secreto es escribir un libro, nadie lee.
Salvador Videgain
Cuando se trata de un mortal es preciso esperar su último día antes de llamarle feliz.
Sófocles