El Padre Matías decía misa por las tardes. Además todas sus misas eran con sermón. En los sermones no hablaba de la doctrina ni de los milagros; prefería explicar cosas relativas a la justicia de los hombres. La iglesia donde oficiaba se llenaba de gente; es decir, de indios. Los ricos se quedaban en casa, murmurando.