Las leyes están escritas por los grupos de presión.
Eric Schmidt
Los amigos son como la sangre, cuando se está herido acuden sin que se los llame.
Anónimo
Leer es el único acto soberano que nos queda.
Antonio Muñoz Molina
Vengo de morirme, no de haber nacido. De haber nacido me voy.
Antonio Porchia
Es preciso que la filosofía sea un saber especial, de los primeros principios y de las primeras causas.
Aristóteles
Unos (amigos) son buenos para de lejos y otros para de cerca, y el que tal vez no fue bueno para la conversación, lo es para la correspondencia..
Baltasar Gracián
La práctica consiste en abandonar nuestros pensamientos sobre una cosa y, sin perdernos en ningún aspecto concreto de esa corriente de pensamientos, abrir nuestra mente a todo lo que aparezca en el flujo de nuestra conciencia.
Daniel Goleman
La virtud desaparece tan pronto como se la quiere revelar.
Etienne Coeuilhe
Hay que luchar por cada bocanada de aire y enviar la muerte al carajo.
Gael García Bernal
Hoy ya no existen enemistades irreconciliables, porque ya no hay sentimientosdesinteresados; he aquí un bien que tiene su origen en un mal.
Joseph Joubert
Si nuestro cerebro fuera tan sencillo como para poder entenderlo, seríamos tan tontos que, de todos modos, no lo podríamos entender.
Jostein Gaarder
La canonización inmisericorde de la regla de las cuatro verdades: semiabsolutismo, gobierno de los nobles, militarismo, y despotismo policial se erigieron como la amarga verdad.
Karl Liebknecht
Déjame con mi enigma sin buscar mis profundidades, conténtate en comprender mis sentimientos con los secretos.
Nazik al Malaika
No hay dinero en la poesía, tampoco hay poesía en el dinero.
Robert Graves
Estoy nerviosa esta noche. Muy nerviosa. Quédate conmigo. Háblame. ¿Por qué nunca hablas? Habla. ¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué? Nunca sé en qué piensas: Piensas.
T. S. Eliot
Quien quiera conocer la verdad sobre la vida inmediata tendrá que estudiar su forma alienada, los poderes objetivos que determinan la existencia individual hasta en sus zonas más ocultas.
Theodor Adorno