Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás.
Epicuro
Cuando necesito leer un libro, lo escribo.
Benjamin Disraeli
La niña es el ídolo de la madre y por ello la niña solo ha de pagar un discreto arancel: su vida.
Elfriede Jelinek
¿Viste lo que es ese pibe? Va, viene... Va, viene... parece una autopista.
Héctor Veira
Tenemos que ayudarla, porque... sin lealtad, no hay nada.
Hugh Grant
Las historias que más amamos viven en nosotros para siempre. Así que, cuando vuelvas o por las páginas o por la gran pantalla, Hogwarts estará siempre allí para darte la bienvenida a casa.
J. K. Rowling
No soy la chica que el chico consigue al final de la película. No soy una fantasía. Si me quieres, ¡gáname! Hasta entonces, hemos terminado.
Kerry Washington
Saber morir es la primera fortuna para los hombres.
Lucano
No hubiese un español que no creyese ser señor de América, y los americanos los miraban entonces con poco menos estupor que los indios en los principios de sus horrorosas carnicerías, tituladas conquistas.
Manuel Belgrano
Mientras espero que el pájaro cante, ¿Debo permanecer en el bosquecillo de Kataoka y sentir las gotas del rocío?
Murasaki Shikibu
Una Máscara nos dice más que una cara.
Oscar Wilde
¡Cuánta emoción puede ocultarse debajo de un paraguas! Acompañe a Dorotea al cine, bajo un enorme aguacero.
Oswald de Andrade
En la noche y la trasnoche, y el amor y el transamor, ya cambiados en horizontes finales, tú y yo, de nosotros mismos.
Pedro Salinas
El hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.
Rainer Maria Rilke
¿Y si durmieras? ¿Y si en tu sueño, soñaras? ¿Y si al soñar fueras al cielo y allí recogieras una extraña y hermosa flor? ¿Y si cuando despertaras tuvieras la flor en tu mano? Ah, ¿entonces qué?
Samuel Taylor Coleridge
Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño. Apuesta a la irracionalidad de los consumidores, y no a sus decisiones bien informadas tomadas en frío; apuesta a despertar la emoción consumista, y no a cultivar la razón.
Zygmunt Bauman