El exceso de cólera engendra la locura.
Epicteto
Infeliz genio el que se declara por una sola materia, aunque sea única, aun la más sublime.
Baltasar Gracián
No es la veleta que vuela, es el viento.
Edgar Faure
Un pastor no distingue las ovejas buenas de las malas. Por eso no pregunta a nadie cómo son sus ovejas, antes de lanzarse contra el lobo. Así hay que defender a los indios buenos y malos contra los blancos: lobos de estas tierras.
Ermilo Abreu Gómez
No hace falta permiso para rodar desnudos Por el piso.
Joaquín Sabina
Del mismo modo que después de la comida los hombres deben andar una milla, las mujeres deben hablar una hora. Éste es su ejercicio.
John Fletcher
... las deficiencias que tan a menudo aquejan a los grupos socialistas: el dogmatismo y el sectarismo.
Lenin
La verdad puede aguantar la prueba de un examen a cualquier luz; y una de las luces principales o medios naturales por que todas las cosas deben ser examinadas antes de alcanzar una absoluta aceptación, es el ridículo.
Lord Shaftesbury
Pide ayuda. Dile a la vida lo que quieres y deja que suceda.
Louise Hay
Las utopías nacen solamente dentro de aquellas culturas donde se encuentra claramente diseñada una edad feliz que desapareció.
María Zambrano
¿Es posible morir? Es posible morir.
Nicole Kidman
Tú y yo, con un pedazo de razón, y compartiendo el mismo corazón, que tenemos partido en dos.
Rubén Blades
Uno vive la vida... Y un día se da cuenta de si ha cumplido o no con su deber. Empiezo a creer que las decisiones fatales y grandiosas que determinan nuestro destino son mucho menos conscientes de lo que pensamos con posterioridad, en los momentos de reflexión, cuando las recordamos.
Sándor Márai
Cuanta más información posees, más enlaces mentales construyes, y, como consecuencia, tu memoria se hace más sólida.
Tony Buzan
Cada cultura absorbe elementos de las culturas cercanas y lejanas, pero luego se caracteriza por la forma en que incorpora esos elementos.
Umberto Eco
Desde que la ausencia se interpuso entre nosotros no he encontrado figura comprable a tu belleza.
Yehuda Haleví