Ahora sí que te dimos en el talón. La muerte de la que huyas, correrá acompasadamente a tu lado. Buenas noches, Aquiles.
Enrique Lihn
Creo en la sinceridad de los árboles que no saben mentir.
Amaia Montero
Tú sueñas, ay, tú duermes, tú conoces el día; tú me dices adiós y adiós es nunca.
Armando Uribe Arce
Una chusma de aldeanos embrutecidos e ignorantes, gobernada por curas. Así ha calificado hace poco el Emperador a los españoles, a quienes desprecia -con motivo- por el infame comportamiento de sus reyes, la incompetencia de sus ministros y Consejos, la incultura y el desinterés del pueblo por los asuntos públicos.
Arturo Pérez-Reverte
Cuando haces una una obra de teatro, después de unos ensayos comienzas a sentir el ritmo, mientras que en el la película el ritmo es arbitraria y debe parecer verdadero.
Austin Pendleton
El infierno da vueltas y más vueltas. Su forma es circular y su naturaleza interminable, repetitiva y muy próxima a lo insoportable.
Brian O'Nolan
Las personas más crueles son siempre las sentimentales.
Ernest Hemingway
La humildad es el altar sobre el que Dios quiere se le hagan los sacrificios.
François de La Rochefoucauld
En el estilo de mentir de cada persona veras su alma, pues no encontrarás ninguna cosa que diga más la verdad.
H.L. Weniger
La convicción profunda de un hombre le substrae a los ataques del ridículo.
John Stuart Mill
Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al mundo con sus predicaciones y obras exteriores.
Juan de la Cruz
Los más generosos acostumbran a ser los más humildes.
René Descartes
Si la falta de dinero es frustrante y provoca desvalimiento, entonces aquí estaba el desfrustrante descubrimiento de su desdesvalimiento.
Santiago Lorenzo
Lo que importa es no ya poseer un mérito premiado por la sociedad, sino hacerse acreedor al mérito. Si lo recompensan, bien; si no, mérito se acrecienta conservándolo, aunque quede sin premio.
Silvio Pellico
Fui hecho para ayudar a un niño, no recuerdo que fuera tan difícil.
Tom Hanks
No deja de sentirse en el alma turbada tu benigna influencia; y tal vez en la entraña marmórea de la tierra, donde sufren tormento espíritus que lloran gracia y bondad perdidas, tus murmullos apagan su angustia ya los tuyos mezclan sus dulces cantos.
William Wordsworth