Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa.
Enrique Jardiel Poncela
Aprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos a todos.
Agustín de Hipona
Hemos soñado todos los sueños en la tierra y han crecido a orillas del sol.
Charles Van Lerberghe
Nunca entenderé por qué un hombre quiere mandar sobre otro.
Gonzalo Torrente Ballester
En líneas generales, la idea provino de las carretas elevadas que los empaquetadores de Chicago utilizan para envolver carne.
Henry Ford
Paréceme que yo he sido como un niño que jugara en la playa, y que me divirtiera cuando hallaba alguna piedrecita muy pulida o una concha más bonita que las comunes, mientras el gran océano de la verdad permanecía ante mi totalmente desconocido.
Isaac Newton
Hacer algo como esto es por supuesto un asunto muy, muy importante sin precedentes en la Wikipedia en inglés.
Jimmy Wales
Uno puede estar dispuesto a morir por una idea equivocada, pero no por una mentira.
Lucas Leys
¿Había descendido Dios de los cielos a la tierra o es, por el contrario, la fuerza de los hombres la que le había exaltado desde la tierra hasta el cielo?.
Máximo Gorki
Señor, yo soy un hombre pacífico, manso, sosegado y sé disimular cualquier injuria porque tengo mujer e hijos que sustentar y criar.
Miguel de Cervantes
Cuerpos que nacen vencidos, vencidos y grises mueren: vienen con la edad de un siglo, y son viejos cuando vienen.
Miguel Hernández
No se puede amar el servicio militar sin detestar al pueblo.
Mijaíl Bakunin
El otro dia luché contra un cocodrilo, peleé contra una ballena, he esposado relámpagos, he encerrado en la cárcel a truenos, yo asesiné a una roca, he herido a una piedra, hospitalizé a un ladrillo, soy tan malo que hago enfermar a la medicina.
Muhammad Ali
Entre otros males, la necedad tiene como propio el de que siempre está empezando a vivir.
Séneca
Únicamente el trabajo con fe cumplido es eterno como el Constructor del universo.
Thomas Carlyle
Estoy seguro de que no existe un olvido total: las huellas, una vez impresas en el alma, son indestructibles.
Thomas de Quincey