¡Perdonarte cuando veo esos ojos y toco esas manos enflaquecidas! Bésame, pero no me mires. Sí; te perdono. ¡Amo a quien me mata! Pero ¿Cómo puedo perdonar a quien te mata a ti?
Emily Brontë
Ni hay mujer que dé en graciosa, que lo sea cual conviene.
Alonso de Barros
Un niño pregunta si la libertad es así, y suena una vieja bandera que le cuentra un cuento sin fin.
Amaia Montero
El mundo es un reflejo de nosotros mismos.
Andrew Matthews
Necesitas saber la diferencia entre el viernes y un huevo frito. Es una diferencia bastante simple, pero importante. Se hace un juego de palabras en el original, entre Viernes (Friday) y Huevo frito (Fried egg), que suenan muy similar.
Douglas Adams
Es peligroso creer y peligroso no creer.
Fedro
La declaración de tregua de ETA era una declaración consensuada entre el Gobierno y la banda.
Francisco José Alcaraz
Santiago y a ellos.
Hernán Cortés
Los hombres se cansan antes de dormir, de amar, de cantar y bailar que de hacer la guerra.
Homero
Un desgarrón en la ropa es una desgracia; una mancha, un vicio.
Honoré de Balzac
El mundo valora poco lo que paga poco.
Luigi Settembrini
No es terrible la muerte, sino la muerte vergonzosa.
Menandro
Tengo que hacerlo lo mejor que pueda, tengo que intentar serlo, y esperar que llegue un cambio, una oportunidad para destacar.
Orson Scott Card
Cuando recibo a los políticos, algunos vienen bien, con buena intención y compartiendo la visión de la Doctrina Social de la Iglesia. Pero otros llegan solo para buscar lazos políticos. Mi respuesta siempre es la misma: la segunda obligación que tienen es dialogar entre ellos. La primera es el custodio de la soberanía de la Nación, de la Patria.
Papa Francisco
Uno que es serio todo el tiempo no tendrá un buen momento, mientras que otro que hace frivolidades todo el día nunca establecerá un hogar.
Ptahhotep
En París es distinto. La gente se aleja, la gente se va empequeñeciendo, y uno tiene tiempo, aunque no quiera, de decirle adiós. En África no, allí la gente habla, te cuenta sus problemas, y luego una nube de humo se los traga y desaparece, como desapareció Belano aquella noche, de golpe.
Roberto Bolaño