No podemos liberarnos a menos que avancemos unidos en un solo deseo.
Emilio Aguinaldo
No llames jamás feliz a un mortal hasta que no hayas visto cómo, en su último día, desciende a la tumba.
Eurípides
La idea de la felicidad es siempre un engaño. Todas las ilusiones, las maravillosas y coloreadas ilusiones, son engaños; y sin embargo constituyen la parte esencial de nuestra existencia, sin la cual no nos quedaría sino morir.
Fernando Savater
Antes de desear algo ardientemente conviene comprobar la felicidad que le alcanza a quien ya lo posee.
François de La Rochefoucauld
El aburrimiento no puede existir donde quiera que haya una reunión de buenos amigos.
François-René de Chateaubriand
La felicidad es el estado del almalibre del peso de las cosas, de ambiciones, de todos los miedos que inspiran el futuro y el más allá.
Gilles Lipovetsky
Fernández Díaz consigue que todos seamos Fernández, página tras página, y que cerremos el libro, al fin, como quien se despide de un viejo amigo. Eso exactamente es la buena literatura. Lo demás son milongas. Arturo Pérez-Reverte.
Jorge Fernández Díaz
Yo no suelo escribir para mi hermanita.
Jules Renard
Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.
Mahatma Gandhi
Apoyamos lo visible, lo incorporado, lo personal, lo narrado, y lo tangible; despreciamos lo abstracto.
Nassim Taleb
Quien usa beneficios con un ingrato, lo que siembra en finezas coge en agravios.
Pedro Calderón de la Barca
Vive una vida equilibrada: aprende y piensa un poco, dibuja, pinta, canta, baila, juega y trabaja todos los días un poco.
Robert Fulghum
El marxismo se funda en el análisis concreto de la realidad concreta. O eso, o es pura ideología, en el sentido peyorativo del término, que prescinde de la realidad y se convierte en algo que ya no es marxismo.
Santiago Carrillo
Forzosamente debe temer a muchos quien es temido por muchos.
Séneca
¿Qué es un rostro amado? Un rostro que nunca es el mismo, un rostro que se transforma infinitamente, un rostro que nos defrauda.
Silvina Ocampo
Se preguntó por qué ella, a la que le costaba tanto hablar de sí misma con gente a la que veía cara a cara, podía confiarle, sin la menor preocupación, sus secretos más íntimos a una pandilla de chalados completamente desconocidos de Internet.
Stieg Larsson