En París, la verdad avanzaba, irresistible, y ya sabemos de qué modo estalló la esperada tormenta...
Émile Zola
Un año dedicado a la inteligencia artificial es suficiente para hacer creer en Dios.
Alan Perlis
El hombre, en sus más bellos ensueños, jamás ha podido hallar nada mejor que la Naturaleza.
Alphonse de Lamartine
Existen dos tipos de lenguajes de programación: por un lado, aquellos de los que la gente se queja todo el rato; por otro, los que nadie utiliza.
Bjarne Stroustrup
La Naturaleza es un templo cuyos vivientes pilares, dejan a veces escapar confusas palabras.
Charles Baudelaire
Cuando había terminado su tarea iba a un rincón de la chimenea y se sentaba encima de la ceniza, lo que dio origen a que la aplicaran un feo mote; mas la menor, que no era tan mala como su hermana, la llamaba Cenicienta, a pesar de lo cual la pobrecita, con sus remendados vestidos, era cien veces más hermosa que sus hermanas a pesar de sus magníficos trajes.
Charles Perrault
Sólo puedo hablar sobre mi experiencia, repito: aprendí mucho tomando drogas, mucho sobre mí mismo y sobre la vida. Dicho todo esto, no aconsejaría a nadie que las tomara.
David Bowie
Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre.
Ernesto Sabato
Yo, con erudición ¡cuánto sabría!
José de Espronceda
El matrimonio es una vocación divina.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Los afganos están cansados de la guerra, quieren la paz. Y estoy seguro de que la política de paz vencerá.
Mohammad Najibulá
La miseria es una enfermedad que si no se cura a los treinta, se hace crónica.
Pitigrilli
Bien está San Pedro en Roma.
Proverbio
Tu única obligación en cualquier período vital consiste en ser fiel a ti mismo.
Richard Bach
Los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo.
Sófocles
¡Terrible cosa, la felicidad! Creemos que con ella nos basta; y una vez en posesión de esta falsa meta de la vida, que es la felicidad, olvidamos el fin verdadero: el deber.
Victor Hugo