El deber primordial de un escritor oscuro es hacerse interesante; el derecho a causar fastidio es tan solo privativo de los autores ya célebres.
Se encuentran medios para sanar la locura, pero no se encuentran para enderezar una mente retorcida.
La ironía protege contra la angustia existencialista... La misión consiste en desplazar el problema.