Lo que todas las personas tenemos en común no es el espíritu, sino el destino.
Elizabeth de Austria
La energía primordial es la misma. Su santidad o maldad depende del uso que hacemos de ella.
Alejandro Jodorowsky
No soy niño, ni bueno.
Alejandro Sanz
Había sido invencible Pompeyo mientras no había hecho nada saludable y justo, y ahora, cuando quería salvar la patria, y combatir por la libertad, lo abandona su próspera fortuna.
Catón
No tenía ni un agente ni dinero. Había trabajado durante años sólo con Meyer, que siempre me apoyaba. Me veía como un cuarentón acabado, otro actorfracasado.
Charles Napier
Una buena sardina es mejor que una mala langosta.
Ferran Adrià
Ciertamente, el hábito de disimular no es sino una astucia débil y remolona, y muy poco política.
Francis Bacon
Los amigos no son ni muchos ni pocos, sino los suficientes.
Hugo von Hofmannsthal
Cuando la gente está muy dañado, a menudo puede encontrar el mundo con una especie de desafío.
J. K. Rowling
Si se conforma con lamentar mi pérdida cuando podía haber obtenido mi amor y mi mano, yo también dejaré pronto de lamentar el perderle a él.
Jane Austen
Un pesimista es el hombre que jamás compra un billete de avión de ida y vuelta.
Jaume Perich
Mariposas que nunca serán llevados por el viento otoñal los tristes gusanos de la mostaza.
Matsuo Basho
La mejor evaluación de un jugador de baloncesto que puedo conseguir es mirándolo a los ojos y ver lo asustado que está
Michael Jordan
No dudaba de que él haría cosas mejores, de que era inigualable, sabía que era más inteligente y creativo que nadie: en suma, era un joven cualquiera.
Orhan Pamuk
La fidelidad que debemos a nuestro amigo es una cosa sagrada, que no permite la más leve ironía.
Pitágoras
Entérate que tengo mucha sed y que sólo podré abrir cuando la haya saciado. Necesito la sangre de cincuenta niños: tómalos de entre los hijos de tus visires y los grandes de tu Corte... Ni mi sed ni tu curiosidad estarán satisfechas. Regresa, pues, a Samarah; tráeme lo que deseo; arrójalo tú mismo a este abismo; entonces verás.
William Beckford