Ya conocen las noticias. Ahora, les contaremos la verdad.
El Gran Wyoming
Vivir es lo más peligroso que tiene la vida.
Alejandro Sanz
Hay hombres que no suben después de caer.
Arthur Miller
Dejad que cada cual se entregue a la práctica de aquel oficio que conozca bien.
Cicerón
Hay dos maneras de conseguir la felicidad: una, hacerse el idiota; otra, serlo.
Enrique Jardiel Poncela
No basta pues, con cambiar al individuo, puesto que esta tarea es imposible si no cambian las reglas que ordenan la convivencia entre los hombres.
Felipe González
También yo me dormiré y entonces quizás te despiertes y pienses esto que yo estoy pensando, tal vez me imaginarás enredada en algún árbol enmarañado de los que sabes que me encantan y me quieras alcanzar tocándome, sacándome del mutismo de estación de radio apagada, volviéndome a traer hacia tu lado, hacia el amor que nos dio el sueño.
Gioconda Belli
Me preocupa lo que piense la gente que me conoce y que me quiere. No soy complicada, ni conflictiva. Soy una persona con buenos sentimientos, alegre y muy sensible.
Jery Sandoval
Y hasta aquí del GAL y de la corrupción, que sí, que existió, una mala gripe que había que pasar. Pero te decía, como mi Felipe para mí que no hay dos.
Joaquín Sabina
¡Soltero soy, vive Dios!
Juan Ruiz de Alarcón
Quisiera pero no puedo... ahorita estoy saliendo con mi guitarra.
Justin Bieber
Identificar claramente los amigos y los enemigos de las fuerzas populares es un punto de partida indispensable para una política revolucionaria. Toda confusión, la confianza en los enemigos y el alejamiento de los amigos constituyen un debilitamiento enorme para la clase obrera y el pueblo.
Mario Roberto Santucho
Cuando las palabras se vuelven claras, me centraré en las fotografías. Cuando las imágenes se vuelven inadecuadas, me contentaré con el silencio.
Robert Capa
De todos los días de la semana, yo no tengo más que uno: hoy.
Robert Jones Burdette
La guerra interna con la mente es más terrible que las guerras externas con armas.
Swami Sivananda
El carácter se produce en el gran laboratorio diario del deber.
Woodrow Wilson