Hideyoshi, modesto, sutil y complejo; Ieyasu, sereno, paciente y calculador. Sus filosofías divergentes han sido recordadas durante largo tiempo por los japoneses en unos versos que conocen todos los escolares: ¿Qué hacer si el pájaro no canta? Nobunaga responde: ¡Mátalo! Hideyoshi responde: Haz que quiera cantar. Ieyasu responde: Espera.