Soy un neoyorquino, ya sabes.
Edward Norton
Una persona puede sentirse sola, aún cuando mucha gente la quiera.
Ana Frank
La desgracia del género humano consiste en que el hombre es incapaz de quedarse quieto en una habitación.
Blaise Pascal
En 1995 vamos a ir allí a pasear en barco, a tomar mate, a bañarnos y a pescar.
Carlos Menem
No debemos hablar nunca ni bien ni mal de nosotros mismos: bien, porque no nos creerían, y mal, porque lo creerían fácilmente.
Confucio
No confío en las chicas con un matojo enorme de pelo púbico.
Jamie Lee Curtis
No hay peores costumbres ni condiciones que las del esclavo, cuya imaginación está siempre ocupada en cómo hará daño a su señor y se librará de la servidumbre.
Juan Huarte de San Juan
Es una verdad el que con frecuencia en política se aprende del enemigo.
Lenin
En la adversidad, el hombre encuentra su salvación en la esperanza.
Menandro
De mí sé decir que apenas me siento conmovido por agitación alguna casi siempre me encuentro en mi sitio, como los cuerpos pesados. Si no estoy conmigo mismo, al menos no ando muy lejos de mi.
Michel de Montaigne
Filippo, duque de Milán, que asesinó a su esposa y le pintó los labios con un veneno escarlata para que su amante sorbiera la destrucción de la criatura muerta que acariciaba.
Oscar Wilde
Soñé contigo esta noche: te desfallecías de mil maneras Y murmurabas tantas cosas... Y yo, así como se saborea una fruta te besaba con toda la boca.
Paul Verlaine
Es un estándar básico en el cine japonés cortar el brazo de alguien y usar mangueras con agua roja como venas, regando sangre por todas partes.
Quentin Tarantino
Orwell tenía razón: el verdadero totalitarismo parece exactamente una parodia de sí mismo.
Robert Anton Wilson
Cuando sales, te evoco, cada hora del día, cada minuto de la hora, cada segundo del minuto.
Robert Lowell
Era amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista.
Vladimir Nabokov