El mundo no vuelve a ser el mismo cuando le agregamos un buen poema.
Dylan Thomas
Sé que me he vuelto a perder, que he vuelto a desenterrar todo aquello que pasé
Amaia Montero
La famosa Résistance francesa, nunca existió, eran todos nazis.
Eduardo García Serrano
La regla de las cosechas es recoger más, de lo que se sembró. Sembrar un acto y cosechar un hábito; sembrar un hábito y cosechar un carácter; sembrar un carácter y cosechar un destino.
George Dana Boardman
La lógica de la ley es un sistema artificial de razonamiento, exclusivamente utilizado en los tribunales de justicia, pero no sirve para nada en ningún otro lugar.
John Quincy Adams
Yo no soy político, soy marino. Tengo derecho a decir lo que quiera.
José Toribio Merino
Que terriblemente triste es que las personas están hechas de tal forma que se acostumbran a algo tan extraordinario como la vida.
Jostein Gaarder
Siempre es lamentable cuando cualquier ser humano cae en una condición apenas más respetable que la de un animal. ¡Cuánto más lamentable es cuando la persona que cae ha tenido todas las ventajas!
Kurt Vonnegut
En el sueño, tu mente funciona más rápidamente, por lo tanto el tiempo parece ir más lento.
Leonardo DiCaprio
Dos mujeres siempre tienen cosas muy importantes que decirse.
Maurice Donnay
Nadie ha alcanzado nunca un éxito que valga la pena sin haberse hallado alguna vez con, al menos, un pie al borde del fracaso.
Napoleon Hill
El destino del genio es ser un incomprendido, pero no todo incomprendido es un genio.
Ralph Waldo Emerson
Cuando un hombre, por causa de su aspereza natural, pretende retener lo que, siendo superfluo para él, es necesario para los demás, y, debido a la terquedad de sus pasiones, no puede corregirse, habrá de ser expulsado de la sociedad por constituir un peligro para ella.
Thomas Hobbes
Sin ataduras tenderse a la intemperie de los cerezos.
Verónica Aranda
Con toda franqueza te dije que toda mi riqueza iba oculta en mis venas: yo era un caballero.
William Shakespeare
Tiene uno que indignarse con vosotros, diletantes, porque ordinariamente os ocurre una de estas cosas: o no tenéis pensamientos propios y cogéis los ajenos, o tenéis pensamientos propios y no sabéis qué hacer con ellos.
Wolfgang Amadeus Mozart