Salvo una batalla perdida, no hay nada tan triste como una ganada.
Duke Ellington
La eternidad. He sido creado no para el tiempo sino para la eternidad.
Alberto Hurtado
Se puede distinguir siempre entre la suerte y la habilidad por su duración.
Anónimo
Sin el tiempo, esa invención de Satanás, el mundo perdería la angustia de la espera y el consuelo de la esperanza.
Antonio Machado
La estupidez humana es la única cosa que nos da una idea del infinito.
Ernest Renan
Quien observa termina por ver.
Glenn Murcutt
La próxima generación está buscando a sus propios líderes y lucharán para proteger sus propios intereses nacionales. Así que ya pueden coger su moralidad, su arrepentimiento y su democracia, ¡e ir a vendérselas a otro!
Hermann Göring
El éxito viene de saber que hiciste todo lo posible para convertirte en el mejor que puedes llegar a ser.
John Wooden
En mi propia casa como en la ajena, he creído sentir que la poesía, al penetrar en la palabra, la descompone, la abre como un capullo a todos los matices de significación.
José Gorostiza
Son auquénidos metamorfoseados que aprendieron a hablar, pero no a pensar.
José Toribio Merino
Por eso no seremos nunca la pareja perfecta, la tarjeta postal, si no somos capaces de aceptar que sólo en la aritmética el dos nace del uno más el uno.
Julio Cortázar
Como recuerdo en vez de la existencia, estábamos los dos o desdoblábamos los dos el gesto puro de caricia, también la nitidez del habla en un recodo marginal o cielo raso que caía como granizo.
Liliana Celiz
No puedes llamarles gilipollas, son votantes.
Louane Emera
Ella se enroscó ajustándose a la parte delantera de mi cuerpo con asombrosa facilidad, como si estuviera hecha para encajar en mí.
Patrick Rothfuss
Me gusta que mi hermana haga buenos programas, porque la quiero mucho y me parece una gran actriz.
Sebastián Ortega
La educación nos procura la fecundidad del pensamiento, una copiosa erudición, vigorosa rapidez, fantasía, palabras, imágenes, ejemplos; embellece los objetos más comunes y nos da la facultad de divertirnos sin perder la dignidad y sin que parezcamos necios.
Sydney Smith