Enrolla tu lengua, guarda cada palabra; en el umbral de la vida, todo pasa, incluso tú y tus palabras.
Dora Isabel Berdugo
Nadie amó más de lo que sufrió por otro.
Antonio Pérez
La mera idea de que sucedan -los milagros-, sin embargo, persiste en la cabeza de mucha gente. Cuando eso muere hace que la gente sea más desgraciada.
Arthur Miller
Incluso con la propia mujer, usar la boca o el otro agujero es mala conducta sexual. El sexo entre hombres o entre mujeres es mala conducta sexual. Y usar la propia mano es mala conducta sexual. Tener relaciones sexuales con una prostituta pagada por uno mismo, y no por una tercera persona, no es una conducta inapropiada.
Dalai Lama
No se llega a viejo por haber vivido cierto número de años. Uno llega a viejo porque ha abandonado su ideal. Los años arrugan la piel, renunciar al ideal arruga el alma.
Douglas MacArthur
La muerte de una mujer hermosa es pues incuestionablemente el tema más poético del mundo, e igualmente está fuera de duda que los labios más adecuados para ese tema son los del amante en duelo.
Edgar Allan Poe
Nada puede reclamarse cuerdamente a la vida.
Fernando Savater
El verdadero carácter de un patriota consiste en ser obediente a las leyes de su país y miembro útil de la sociedad a la que pertenece.
Francisco de Miranda
La única disculpa de Dios es que no existe.
Friedrich Nietzsche
Había tenido que promover 32 guerras, y violar todos sus pactos con la muerte y revolcarse como un cerdo en el muladar de la gloria, para descubrir con casi cuarenta años de retraso los privilegios de la simplicidad.
Gabriel García Márquez
Yerran grandemente aquellos que para hacerse más amables afectan un carácter moral distinto al propio.
Giacomo Leopardi
Vive Dios que lo intenté.
Hernán Cortés
Estoy bloqueado. No puedo escribir porque no puedo respirar.
Joaquin Phoenix
Un hombre justo es aquel que está formado en la justicia y transformado en su imagen.
Maestro Eckhart
El buen marido ama el hogar, como los buenos marinos aman el mar: a pesar de las tormentas.
Noel Clarasó
Éste había optado por un método de monta que implicaba caerse de la silla cada pocos segundos.
Terry Pratchett