Hombre, pueblo, Nación, Estado: todo está en los humildes bancos de la escuela.
Domingo Faustino Sarmiento
Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica.
Alejandra Pizarnik
La razón y la sinrazón no pueden separarse nunca con un corte tan limpio que cada parte no contenga nada de la otra.
Alessandro Manzoni
Sólo puede entender los problemas de la Bolsa el que los ha vivido con su propia experiencia.
André Kostolany
Toco el violín, dirijo la orquesta, hablo a los espectadores, controlo la luz... Me gusta tener todo bajo control.
André Rieu
En la sociedad de masas, los procesos meramente individuales son vistos con creciente desinterés.
Carlos Monsiváis
Un hombre furioso y bestial se dejará llevar hasta el asesinato, porque se hallará saturado de vino o furioso, inspirado por la ira o el alcohol. Es malo. Ignora el placer de matar, la caridad de dar muerte como una caricia, de hacerla intervenir en juegos que son como los de las fieras distinguidas: los gatos, los tigres, abrazan a sus presas lamiéndolas al mismo tiempo que las magullan.
Colette
¿Qué es la virtud? De cualquier modo que se la considere, es un sacrificio de sí mismo.
Denis Diderot
Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad.
Enrique Tierno Galván
Los gobiernos representan la mayor amenaza para Internet.
Eric Schmidt
A los ojos de los hombres, el éxito es un Dios.
Esquilo
Pienso que no hay que evaluar la vida. Uno se ve constantemente obligado a ello, y eso es un crimen.
Fred Vargas
¿Qué iba a hacer ahora? No era la espina dorsal de una historia lo que le faltaba. Era su propia fibra personal.
Ian McEwan
Sólo en el peor de los desastres conoce uno la auténticavalía de los hombres.
Santiago Posteguillo
No bastan en una nación las fuerzas sin la unión, ni la unión sin fuerzas.
Séneca
Levantar por cien veces, topográficamente, la ciudad desde sus pasajes y sus puertas, cementerios, burdeles, estaciones..., tal como antes se hizo desde sus iglesias y mercados. Las ocultas figuras de la ciudad hechas de asesinatos, rebeliones, sangrientos nudos en la red de calles, y los nidos de amor, y los incendios...
Walter Benjamin