Creer en dios es aceptar nuestra debilidad y confiar en él.
Doménico Cieri Estrada
Ningún barco debería hundirse sin su capitán.
Benedict Cumberbatch
Cualquier hombre que haga autoestop a todo lo largo y ancho de la Galaxia, pasando calamidades, divirtiéndose en los barrios bajos, luchando contra adversidades tremendas, saliendo sano y salvo de todo ello, y sabiendo todavía dónde está su toalla, es sin duda un hombre a tener en cuenta.
Douglas Adams
Las mujeres son como los tés. No sabemos nuestra verdadera fuerza hasta que se encuentran en el agua caliente.
Eleanor Roosevelt
Un hombre no es suficiente.
Heather Locklear
Una vez que has entregado el espíritu, todo se sigue con absoluta certeza, aun en medio del caos.
Henry Miller
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Jesús de Nazaret
El fin último del arte contemporáneo no es crear belleza sino libertad. De ahí proviene su afán moralizador, que ha convertido en predicadores a muchos artistas.
José Antonio Marina
¿Por qué huiste de mí? ¡Ay quién supiera componer una rosa deshojada; ver de nuevo, en la aurora verdadera, la realidad de la ilusión soñada!
Juan Ramón Jiménez
Cada cosa en su tiempo, y los nabos en adviento.
Proverbio
De desagradecidos está el infierno lleno.
Las disensiones de los pueblos hacen abusivo el poder de los príncipes.
Ramon Llull
Se gana la atención aquel que concluye todo lo que se propone.
Sófocles
Que yo te había juzgado mal. Que lo amas. No estoy diciendo de qué forma. Quizás tú misma no lo sabes. Pero cualquiera poniendo atención podría ver cuánto te preocupas por él.
Suzanne Collins
Sabía hacer cuentas con papel y lápiz. El amo le enseñó. Se ofreció a enseñarles a todos, pero sólo mi papaíto quiso aprender. Grandma decía que los otros se negaron. Uno, que tenía un número en vez de un nombre, dijo que eso le embarullaría la cabeza, que le haría olvidar cosas que debía recordar para memorizar cosas que no debía.
Toni Morrison
La plegaria, dirigida por los hombres a los dioses y enviada por los dioses a los hombres, sostenía a unos y a otros: y aún el mismo dios del brahmán, el Señor de la Plegaria, necesitaba de ella, aunque fuera el encargado de concederla.
Vicente Fatone