Los grandes son como el fuego, al que conviene no acercarse mucho ni alejarse de él.
Diógenes
La ganancia puede ser temporal e incierta, pero mientras vivimos los gastos son siempre constantes y ciertos.
Benjamin Franklin
El eclecticismo de Balmes es originariamente infecundo, ya que sueña con alianzas imposibles entre sus creencias y las corrientes del siglo.
Clarín
Nosotros somos culpables de muchos errores y muchas faltas, pero nuestro peor crimen es el abandono de los niños negándoles la fuente de la vida.
Gabriela Mistral
Cuando usted tiene un afecto triste, es que un cuerpo actúa sobre el suyo, un alma actúa sobre la suya en condiciones tales y bajo una relación que no conviene con la suya. Desde entonces nada en la tristeza puede inducirlo a formar la noción común, es decir, la idea de algo común entre dos cuerpos y dos almas.
Gilles Deleuze
Con las piedras que con duro intento los críticos te lanzan, bien puedes erigirte un monumento.
Immanuel Kant
Cada necesidad, digamos hambre de aire fresco o de alimento, es una carencia que denota, al menos, una ausencia temporal del ajuste adecuado con su entorno.
John Dewey
La psicología es tan superflua como una indicación para usar veneno.
Karl Kraus
Nada denuncia tanto la ordinariez del espíritu, la ramplonería y plebeyez del alma, como el apego a la comodidad.
Miguel de Unamuno
Uno se enfría, no cuando hace frío sino cuando teme que va a enfriarse.
Miguel Delibes
La juventud era una excusa para la falta, pero no para el atentado a su voluntad.
Naguib Mahfuz
Ningún hombre puede llevar por mucho tiempo, por decirlo así, dos rostros: uno en público y otro frente a frente de su conciencia, sin que al fin llegue a no saber cuál es el verdadero.
Nathaniel Hawthorne
Sólo puede ser independiente el hombre que se basta a sí mismo y que sabe vivir solo.
Noel Clarasó
Conócete a ti mismo antes de comenzar a decidir acerca de la naturaleza de Dios y del mundo.
Ramana Maharshi
No convengo con la clasificación de France Football. Personalmente se lo habría dado a Raul y habría puesto Andriy Shevchenko en los cinco primeros.
Raúl González Blanco
Las mujeres. ¡Dios mío! Le vuelven a uno loco. De verdad.
Salinger