El movimiento se demuestra andando.
Diógenes
Las gentes vulgares no encuentran diferencia entre los hombres.
Blaise Pascal
Instinto es una acción intencional y sin conciencia de la finalidad.
Eduard von Hartmann
Has de mirar con quién comes y bebes antes que lo que comes y bebes; porque comida sin amigo es comida de leones y lobos.
Epicuro
Los líderes tienen el coraje de tomar decisiones impopulares: el líder no existe para hacer que todo el mundo sea feliz, sino para liderar. Muchas veces lo correcto, lo ético, no es lo que a todos gusta, sin embargo, tienen la fortaleza necesaria para defender sus principios.
Jack Welch
Lo peor del amor cuando termina, son las habitaciones ventiladas.
Joaquín Sabina
Que tu perseverancia no sea consecuencia ciega del primer impulso, obra de la inercia: que sea una perseverancia reflexiva.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Un antro con serrín en el suelo y las putas con más pintura que la Alte Pinakothek.
Juan Gómez-Jurado
Donde entra la ventura, la envidia le pone asedio y la combate. Cuándo nos abandona, nos deja el dolor y el arrepentimiento.
Leonardo da Vinci
Toda cosa desea naturalmente mantenerse en su ser.
Y el aire no es sustancia que limita los ríos, que demora a los ríos cuando hay sed y es ser agua en el tiempo que barre la mitad de las sombras perdida allá a lo lejos como pichón de ave que en la luz tiene frío, porque el frío revela y en la luz no descansa.
Liliana Celiz
Con más conocimiento se gana, que con el brazo.
Luís de Camões
Todos creemos en el país, lo que no se sabe es si a esta altura el país cree en nosotros.
Mafalda
Un hombre público no debe olvidar nunca que pierde su utilidad cuando él como individuo, en lugar de su política, se convierte en el tema.
Richard Nixon
Me cambié de nombre cuando tenía unos doce años porque no me gustaba que me llamesen Sue o Susie. Sentí que necesitaba un nombre más largo. ¿Y qué pasó? Que ahora todo el mundo me llama Sir o Siggy.
Sigourney Weaver
El vicio que ha perdido su brillo es cien veces más tedioso que la virtud que ha perdido su brillo.
Yukio Mishima