Vergonzosa cosa para un hombre ocuparse en los asuntos de los demás e ignorar los suyos.
Demócrito
Hacer más humana la arquitectura significa hacer mejor arquitectura y conseguir un funcionalismo mucho más amplio que el puramente técnico.
Alvar Aalto
Te amo como si fueras la mujer de otro.
Anónimo
La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia.
Edgar Allan Poe
Riqueza: Según los ricos, no produce la felicidad. Según los pobres, produce algo bastante parecido. Pero las estadísticas indican que los ricos son ricos porque son pocos, y las fuerzas armadas y la policía se ocupan de aclarar cualquier posible confusión al respecto.
Eduardo Galeano
Melodía porteña, secreto de amor... Que la voz no se atreve a contárselo a Dios...
Enrique Santos Discépolo
Es más fácil tejer una corona, que encontrar una cabeza digna de ella.
Goethe
Supongo que tú crees que deberías estar haciendo esto.
Isabel II del Reino Unido
La poesía es un puente que no encuentra la orilla de enfrente.
Jesús Campos
Los gobernantes antiguos que querían mejorar el mundo ponían antes orden en su reino; para poner orden en su reino ponían antes orden en su casa; antes de poner orden en su casa se perfeccionaban ellos mismos; y para perfeccionarse a sí mismos rectificaban su corazón.
José Ramón Ayllón
El tiempo abrirá el camino, la sabiduría lo pavimentará, pero solo la experiencia lo hará definitivamente transitable.
José Vicente Alfaro
No es verdad: un amigo no muere; tan sólo deja de estar a tu lado.
Konstantín Símonov
El joven tiene todos los defectos del adulto y uno más: el de la inmadurez.
Nelson Rodrigues
Esto, por tanto, es matemáticas; te recuerda la forma invisible del alma; da luz a sus propios descubrimientos; despierta la mente y purifica el intelecto; ilumina nuestras ideas intrínsecas; elimina el olvido y la ignorancia que nace con nosotros.
Proclo
Tenía orejas ideales para sostener el lápiz, y por eso hubo que dedicarle al comercio.
Ramón Gómez de la Serna
Has atribuido a la villanía condiciones que resultan simplemente de la estupidez.
Robert Heinlen