... el de movimiento comunicado por el choque de dos bolas de billar...
David Hume
Cuando la verdad es evidente para cualquiera, pierde algo de su atractivo.
Aleksandr Solzhenitsyn
El bien público está formado por buen número de males particulares.
Anatole France
Amar es el más preciado regalo que se puede dar; ser amado el más preciado regalo que se puede recibir.
Anónimo
No confundáis el placer con la felicidad. No se los distingue a veces... Unos encuentran solo placer en lo que les da su propia felicidad, y otros no ponen su felicidad más que en su placer.
Franz Liszt
Nada había tan frío ni tan muerto como su corazón.
Gastón Leroux
Ese es el sacrificio que hizo mi padre. El regalo que tenía para mi.
Giorgio Cantarini
Los campeones de las finanzas son como las perlas de un collar: cuando una de ellas cae, las otras le siguen.
Henrik Ibsen
¿Por qué la muerte al ánimo intimida? Si así engaña la luz, tan dulcemente, ¿por qué no ha de engañar también la vida?
José María Blanco White
Solo un gran soldado amó esa idea (la unidad latinoamericana), solo él, habría sido digno de realizarla, y, ese grande hombre, es hoy un muerto: Eloy Alfaro... Sólo él tenía entre sus manos, el fragmento de la espada rota de Bolívar.
José María Vargas Vila
Y qué bueno hubiera sido encontrarnos algún día para entregarnos cuentas de lo andado, para mirarnos a los ojos por lo menos una vez más en la vida, y arrancarnos -¿quién sabe?- las flores que entretanto nos hubieran crecido para el otro en el propio corazón.
Mario Payeras
El que es celoso de su gloria sufre tantos tormentos como el que la olvida; el uno siempre teme perder este precioso bien; el otro tiembla por su propio descuido.
Marqués de Sade
La medicina, pues, no busca lo conveniente para sí misma, sino para el cuerpo.
Platón
Las ayudas que reciben con una mano las entregan con otra.
Ricardo Blázquez
El poder creativo es el privilegio de todas las mentes. Tus propios esfuerzos, guiados por tu aspiración, constituyen la trama y la urdimbre de tu destino.
Swami Sivananda
El jabón, el agua y el sentido común son los mejores desinfectantes.
William Osler