Dos cosas pueden destruir al hombre: una fuerza exterior y una debilidad interior.
David Carradine
Lo más razonable que se ha dicho sobre el matrimonio y sobre el celibato es esto: hagas lo que hagas te arrepentirás.
Agatha Christie
Una vez hablé con Agustí Montal, entonces presidente del Barça, que me dijo lo siguiente: Nuestros jugadores, cuando tienen una prima alta ganan, cuando tienen una prima mediana empatan y cuando tienen una prima baja pierden...
Agustí Chalaux
Siempre estaba dispuesto a decir: vamos a ver qué pasa con esto... cuando surgía algo que parecía poder ayudar a obtener algo un poco más cercano a lo que quería.
Count Basie
Nadie aprende a montar en bicicleta sin caerse por lo menos una vez. Lo mismo ocurre en la mayoría de actividades que podrian mejorar nuestra condición, al contrário de aquello que se cree habitualmente.
Gleb Gusev
La conducta del hombre para con los animales más primitivos, y su conducta para con sus congéneres, muestra una relación constante.
Herbert Spencer
La demagogia no vale en la economía, el balance actual nos da tranquilidad para afrontar un proceso de desaceleración mundial.
José Luis Rodríguez Zapatero
La mujer que sabe tener en cuenta nuestra miserable naturaleza se convierte fácilmente en nuestra amada, nuestra indispensable y suprema esperanza.
Louis-Ferdinand Céline
La mujer siempre está comprando algo.
Ovidio
Hay pocas cosas más repugnantes que la obediencia ciega.
Patrick Rothfuss
Si tu frescura a veces nos sorprende tanto dichosa rosa, es que en ti misma, por dentro, pétalo contra pétalo, descansas.
Rainer Maria Rilke
Denme la tormenta y la tempestad del pensamiento y la acción, más que la calma chicha de la ignorancia y la fe.
Robert G. Ingersoll
Creo en las distancias porque me hacen más humano.
Roque Valero
El respeto es mayor desde lejos.
Tácito
El que renuncia a un derecho solamente se quita de en medio para poder gozar del mismo sin impedimento de su parte.
Thomas Hobbes
Supón que, para divertir a sus amigos, un vienés bromista se inventa toda la historia del Ello, y del edipo, e imagina sueños que jamás ha tenido, y pequeños Hans que nunca ha visto... ¿Y qué sucede después? Pues que aparecen millones de personas dispuestas a convertirse realmente en seres neuróticos. Y otras miles dispuestas a explotarlas.
Umberto Eco