Digamos que en mi vida hay un antes y un después. El cambio se produjo después de los cuarenta, no sabría decir exactamente cuándo, en todo caso, antes de conocer a Imán. Ella ha sido como el colofón a todo esto. Gracias a ella he encontrado el equilibrio definitivo. La adoro, lo confieso. Es la mujer de mi vida. Antes de conocerla estaba convencido de que el amor no existía. Existían las amistades por un lado, y luego el sexo.