Amo el fútbol. Lo más importante para mí es la familia, pero sin el fútbol estaría perdido.
David Beckham
Nunca está más elevado el ánimo que cuando ha encontrado un trabajo adecuado.
Alexander von Humboldt
Comprendí que la sed de disfrutar que nace en cada momento de voluptuosidad, se anticipa al gozo, de la misma manera como existen respuestas listas para cualquier pregunta.
André Gide
Y solo eso hizo sonar la alarma. Porque uno siempre desvela algún detalle sobre su persona en las conversaciones, siempre ofrece información fragmentaria sobre su pasado y sobre cómo se ha convertido en la persona que es.
Camilla Läckberg
El estado de ánimo es una cuestión de energía. Si te paras, te hundes. El equilibrio es una cuestión de movimiento, como esos platos que giran sobre la punta de un bastón.
David Trueba
El verdadero amor consiste en luchar por sacar lo mejor de la otra persona.
Enrique Rojas
Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
Francis Bacon
A fin de cuentas el trabajo es todavía el mejor medio de pasar nuestra vida.
Gustave Flaubert
Double Fantasy no es el típico álbum que narre el romance entre un chico y una chica. Nos presentamos como una pareja y, en este caso, trabajar con tu mejor amigo es una gran alegría.
John Lennon
El terrorismo nace del odio, se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un auténtico crimen contra la humanidad.
Juan Pablo II
Ser el eterno forastero, el eterno aprendiz, el eterno postulante: he allí una forma para ser feliz.
Julio Ramón Ribeyro
Si no se tomara la vida como una misión, dejaría de ser vida para convertirse en infierno.
León Tolstói
La música constituye el mejor alivio para un hombre preocupado. Gracias a ella el corazón vuelve a estar contento, se reconforta y se renueva.
Martín Lutero
Hay una delgada línea entre el genio y la locura. He borrado esa línea.
Oscar Levant
Tú crees en el ron del café, en los presagios, y crees en el juego; yo no creo más que en tus ojos azulados.
Paul Verlaine
Mi buen corazón te perdonó, porque tu alma era preciosa para mí
Tomás de Kempis