Creo en el amor sobreviviendo la muerte hacia la eternidad.
Darren Hayes
Para mí un político es un señor retórico a quien no hay que tener mucho en cuenta.
Alfonso XIII de España
Pues que eres al olvido invulnerable, vulnérame ya, amor, deshazme el pecho y anida en él, demonio y ángel mío.
Antonio Gala
Deben ser mis genes de campesina los que me mantienen fuerte y saludable. No importa los esfuerzos que hago por autodestruirme, me las arreglo para sobrevivir.
Ava Gardner
La diferencia entre un valiente y un cobarde, es que un cobarde se lo piensa dos veces antes de saltar a la jaula con un león. El valiente simplemente no sabe lo que es un león. Sólo cree que lo sabe.
Charles Bukowski
Si las penas destruyen la felicidad, los placeres la degradan.
Duque de Levis
Cuando trabajas para un estudio, uno es un empleado. La relación es entre alguien que es tu jefe y tu que estás allí solo para hacer un trabajo. Parece un detalle menor, pero no lo es. Todo tiene una perspectiva diferente.
Fernando Meirelles
Pero ¿qué grandeza humana, si se llega a discurrir, no es un bien imaginado, un delirio, un frenesí, que no se sabe si fue cierto o soñado?; pues vi que después que el bien se pierde, no distingue el infeliz si le llego a imaginar o le llego a conseguir.
Francisco Bances Candamo
Hay una gran falta de sexo en la música.
Gerard Way
Mientras, doméstica o extranjera, tenga usted tiranía, ¿cómo puede tener patria? La patria es la casa del hombre, no la del esclavo.
Giuseppe Mazzini
La conducta humana no revela la verdad porque el hombre es un animal que miente.
Gonzalo Torrente Ballester
El valor es como la desnudez de la mujer; para que cause atractivo es preciso que no se muestre, sino de cuando en cuando. Si sale a la luz a cada rato, pierde su mérito.
Ignacio Manuel Altamirano
Todo nuestro conocimiento tiene su principio en los sentimientos.
Leonardo da Vinci
La gente ignora las cosas que influyen en sus acciones, aunque raramente se siente ignorante.
Malcolm Gladwell
En las gotas de rocío ataré mi obi como de costumbre en un día agonizante.
Mitsuhashi Takajo
Los americanos buenos, cuando mueren, van a París.
Thomas Gold Appleton