Así pues, siguió organizando como antes bailes en honor de las damas, y una corrida de toros por seguirles el humor a los caballeros. No hay en España diversión pública más apreciada que ésta.
Daniel Defoe
Aunque entonces tenía yo solamente quince años y no podía juzgar sobre mi verdadera fuerza, o, por mejor decir, debilidad, me resultaba bien claro que no debía envanecerme demasiado por este éxito, ya que mi adversario -un señor anciano y muy simpático- carecía de toda ambición de lucha y, lo que era peor, de verdadera clase de ajedrecista.
Alexander Alekhine
Nunca ha habido buena guerra ni tampoco mala paz.
Baltasar Gracián
Desde entonces Dios ha establecido tal diferencia natural entre el hombre y la mujer, y puesto que vuestra majestad sobresale tanto en sabiduría mientras que yo soy tan inferior en todo sentido a vos, ¿cómo va vuestra majestad a requerir mi opinión en cuestiones religiosas tan complejas?'.
Catalina Parr
El Kun es nuestro. El día que se vaya, seré el primero en dar la buena nueva...
Enrique Cerezo
Las hipótesis son canciones de cuna con que el maestro aduerme a los discípulos.
Goethe
El alma femenina tiene algo de oscuro, de misterioso, que se presta a toda clase de supersticiones y que enerva las energías viriles.
Henri-Frédéric Amiel
Mi única esperanza radica en mi desesperación.
Jean Racine
Y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas.
Joan Manuel Serrat
No es ningún problema para Jón Páll.
Jón Páll Sigmarsson
Todo el pensamiento moderno es permeado por la idea de pensar lo imposible.
Michel Foucault
Si hay alguna persona en Cantabria o fuera que, desde que vine de Bilbao, me haya visto una sola vez en un club de alterne, dejo de cobrar el sueldo del próximo año y se lo entrego.
Miguel Ángel Revilla
Yo cada vez que oigo hablar de la libreta azul de Aznar, del Libro Blanco, del Libro Rojo... es que enfermo: los libritos de colores me huelen todos a catecismo.
Pablo Castellano Cardalliaguet
¿Por qué llora un hombre? Se preguntó. No lo hace como las mujeres, no como ellas. No por sentimentalismo. Un hombre llora por la pérdida de algo, de algo vivo. Un hombre llora por un animal enfermo que sabe que no sanará. Por la muerte de un niño: por eso llora un hombre. Pero no porque algo sea triste. Un hombre, pensó, no llora por el futuro o por el pasado, sino por el presente.
Philip K. Dick
El árbol se ríe del hacha. Así le va.
Roberto Fontanarrosa
La paradoja cautiva a la mayoría de la gente. Tiene el aire de la originalidad, pero de ordinario no es más que el talento de los hombres superficiales, torcidos y obstinados.
Walter Savage Landor