Al principio, cuando un hombre está sometido a la presión de una fuerza superior... Totalmente sometido... Llega a un límite en el que todo lo que odia se convierte en objeto de un culto, pero a la vez se niega a reconocerlo. Es muy desagradable. Entonces, la única solución es situarse más cerca que nadie del centro de esa fuerza y allí encuentra el calor y el estímulo.