Enseñar a quien no está dispuesto a aprender es malgastar las palabras.
Confucio
No sé qué composición tendrán nuestras almas, pero sea de lo que sea, la suya es igual a la mía, y en cambio la de Eduardo es tan diferente como el rayo lo es de la luz de la luna, o la nieve de la llama.
Emily Brontë
Aquel que es pobre, puede danzar y cantar delante de los ladrones, mientras viaja.
Geoffrey Chaucer
Lo que la experiencia y la historia enseñan es que los pueblos y los gobiernos jamás han aprendido algo de la historia ni han actuado según las lecciones que hubieran tenido que sacarse de ella.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
En esta lucha revolucionaria no hay modelos, no hay recetas, simplemente una pregunta terriblemente urgente. No una pregunta vacía, sino una pregunta llena de mil respuestas.
John Holloway
Mucha grasa en el espíritu y mucha flaqueza en el estilo es el carácter de este siglo.
Joseph Joubert
Si el talento no se hace realidad, se vuelve invisible.
Lola Kabuki
No nos dejes ser tan prudentes. Que queramos contentar a todos. Tu palabra es hiriente como espada de dos filos. Además de las bienaventuranzas, también pronunciaste las maldiciones. Es un texto subversivo.
Luís Espinal Camps
Mi desgracia no es consecuencia de mi manera de pensar, sino de la de los demás.
Marqués de Sade
No sé si estoy en deuda con los demás, mal no me fue. Tal vez tengo una deuda conmigo, porque siempre me exijo más. Y en estas fechas que quedan todavía me puedo destapar.
Maximiliano Gastón López
La expansión de la totalidad del cosmos no era sino la reducción de todas sus unidades físicas y de la longitud de onda de su luz.
Olaf Stapledon
En toda discusión, no es una tesis la que se defiende sino a uno mismo.
Paul Valéry
Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad.
Piedad Córdoba
Mi hijo es la primera de muchas generaciones que pudo conocer a su padre. Ha habido tantos ataques contra el pueblo serbio, que los niños no conocen a sus padres.
Ratko Mladić
Parecemos tan libres y ¡estamos tan encadenados!
Robert Browning
Ya sabía lo que todos los exiliados -antes y después de Dante- han de aprender, quiéranlo o no: que en el mundo entero no hay más que unas pocas calles donde le dejen a uno vivir a gusto, y que si confesamos a un desconocido: Me he decidido a explorar, conquistar y colonizar mi propia alma, bostezará y nos dirá: ¿Ah, sí? Pero ¿Por qué tiene usted que hacerlo precisamente aquí?.
Sinclair Lewis