Quienes son pródigos en exceso y se entregan al lujo, fácilmente se vuelven orgullosos.
Confucio
Sony es mi familia y los trabajadores forman parte de ella.
Akio Morita
Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo.
Alejandra Pizarnik
Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.
Antonio Porchia
Nunca adivino. Se trata de un hábito destructivo que choca con la lógica del profesional.
Arthur Conan Doyle
Para un comerciante la patria es su bolsillo.
Charles Chincholle
Sepulturero, es hermoso contemplar las ruinas de las ciudades, pero es más hermoso todavía contemplar las ruinas de los hombres.
Conde de Lautréamont
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al señor para poder ser el guardián de tu alma.
Gabriel García Márquez
El que no sabe nada no duda de nada.
George Herbert
El mal no es lo que entra en la boca del hombre, sino lo que sale de ella.
Jesús de Nazaret
Gatos haciendo el amor en el templo. La gente culparía a un hombre y una mujer por aparearse en tal lugar.
Kawai Chigetsu
Mi vida empieza como un dialecto del universo que se ofrece a mi poesía como verdadero espacio y reino poético. La luz fue siempre para mí como el alimento del hambriento, de manera que, sin menospreciar la inspiración, que prevalece por encima de todo, sí que ha habido momentos en los que he identificado vida y literatura.
Ko Un
El hombre no es menos partidario del matrimonio que la mujer; las estadísticas demuestran que el cincuenta por ciento de los casados son hombres.
Noel Clarasó
Cuando vislumbras algo técnicamente atractivo, sigues adelante hasta conseguirlo. Únicamente tras realizarlos con éxito argumentas lo que debe hacerse.
Robert Oppenheimer
En cuanto se rechaza la alternativa (en cuanto se enturbia el paradigma), comienza la utopía: el sentido y el sexo se convierten en el objeto de un juego libre dentro del cual las formas (polisémicas) y las prácticas (sensuales), liberadas de la prisión binaria, van a ponerse en un escajo de expansión infinita. Así pueden nacer un texto gongorino y una sexualidad dichosa.
Roland Barthes
Bajo el agua seguía gruñendo, aún más fuerte y aterrador: llegó al barco, se quebró el puente; el barco cayó como plomo.
Samuel Taylor Coleridge