Cuando el gobernante mismo obra rectamente, ejercerá influencia sobre el pueblo sin dar órdenes, y cuando el gobernante mismo no obra rectamente, todas sus órdenes serán inútiles.
Confucio
Apoyando y practicando buenos principios nunca llegaremos a resultados incorrectos.
Andrew Johnson
Hay siempre dos personas en cada cuadro: el fotógrafo y el espectador.
Ansel Adams
¿Por qué miento? instinto de supervivencia. La misma razón por la que ya no bebo en la bañera.
Charlie Sheen
No se dirige a nadie el corazón pero la que habla sola es la cabeza; no se habla de la vida desde un púlpito ni se hace poesía en bibliotecas.
Enrique Lihn
Muchas de las ideas de los santos se derivan de sus experiencias como pecadores.
Eric Hoffer
Nunca desperdicies la oportunidad de expresar tu amor.
H. Jackson Brown
En España en este siglo no hay quien no sepa que se ha de morir de hambre como se entregue a las ciencias.
José Cadalso
A lo ancho del mundo ahí va un largo grito desde el corazón del artista: ¡Dejadme esforzarme hasta lo máximo!
Karen Blixen
El ejercicio más fructífero y natural de nuestro espíritu es, a mi juicio, la conversación. Encuentro su práctica más dulce que cualquier otra actividad de nuestra vida.
Michel de Montaigne
Si te preocupas demasiado por descubrir lo que hay de bueno o de malo en tu prójimo, te olvidarás de tu propia alma, te agotarás y serás derrotado por la energía que has gastado en juzgar a los demás.
Paulo Coelho
Amo a Pablo, odio a Escobar.
Penélope Cruz
Por primera vez no me sentía angustiada ni apenada, era una persona llena de vida, de sueños, de deseos, con una fuerza interior sin parangón, con una sonrisa dibujada en mis labios, con un deseo voraz de abrir la ventanilla y ponerme a gritar de alegría mi libertad.
Purificación Estarli Pérez
¿Otra vez vos? Ya repetí cuatrocientas veces lo mismo. Ya me estrujaron como a un limón. No esperen nada diferente de mí: soy un tipo aburrido. Un caso perdido.
Tato Bores
La propiedad privada es la fuente original de la libertad.
Walter Lippmann
Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para oír más y hablar menos.
Zenón de Citio