Un hombre aislado se siente débil, y lo es.
Concepción Arenal
La diferencia entre Ayrton Senna y yo es que yo creo en Dios y él se cree Dios.
Alain Prost
Qué chavala tan atractiva, me gustaría hablar con ella, salir con ella. Pero otra parte de mí se pregunta cómo quedaría su cabeza pinchada en un palo.
Edmund Kemper
Así como nuestro cuerpo es mortal, las iras no deben ser inmortales. Así hablan los sabios.
Eurípides
Únicamente el que hace aprende.
Friedrich Nietzsche
La mente tiene el poder de crear todos los objetos, agradables y desagradables.
Gueshe Kelsang Gyatso
La fascinación lírica por las drogas es un expedimento por el que todos hemos pasado, pero a la larga resulta improductivo. Emborracha, pero no alimenta.
José Ángel Mañas
Es más difícil vivir que correr. Las carreras duran un par de horas, pero la vida dura toda la vida.
Juan Manuel Fangio
El espíritu permite que el aparato de la razón le proporcione las ideas, pero no se deja comprometer fácilmente.
Karlheinz Stockhausen
Confía en Dios en aquello que no puedes hacer. Obedece a Dios y haz lo que puedes hacer.
Max Lucado
Sólo la obediencia da derecho a mandar.
Ralph Waldo Emerson
La naturaleza nos da el germen de la ciencia, pero no la ciencia. Ésta debemos procurárnosla con el estudio.
Séneca
Ya has descubierto la naturaleza del regalo perfecto, ya sabes dónde encontrarlo, también has descubierto que te hará inmensamente feliz. Lo sabías cuando eras niño, simplemente, lo has olvidado.
Spencer Johnson
Para que no me molestaran en la boîte, dejé de vestirme bien, y me vestí de atorrante. Así podía decir cualquier cosa, un atorrante puede decir cualquier cosa. La pegué: nadie me embromó más. La peluca, el habano y los lentes sin vidrios que uso en la TV son algo parecido. A cara limpia Ud. No puede decirlo todo. Pero si se da un toque de locura, sí.
Tato Bores
Los tres grandes elementos de la civilización moderna la pólvora, la imprenta y el protestantismo.
Thomas Carlyle
Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar también la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia, y a veces en lugar de la propia.
Umberto Eco